"Id y haced discípulos
míos"
(Carta pastoral al inicio del curso 2012-2013)
El Señor nos concede iniciar
un nuevo curso, rico en acontecimientos eclesiales, que nos ayudarán a crecer
en nuestra vida cristiana. Es una nueva oportunidad de gracia que no podemos
desaprovechar.
Todos estamos preocupados por
las dificultades para transmitir la fe en esta sociedad, tan marcada por el
olvido de Dios y el relativismo moral. Pero la respuesta a esta situación no
puede ser la queja y el desánimo. El creyente sabe que el Señor siempre está
presente entre nosotros y su palabra nos envía permanentemente a anunciar su
Evangelio.
“Id y haced
discípulos míos…”, nos dice el Señor. Este envío nos empuja a hablar de
Él, a presentar su Evangelio y a invitar a nuestros hermanos -los hombres y las
mujeres de nuestro tiempo- a caminar con Él, a seguir sus pasos por el camino
de la vida.
Esta
propuesta del seguimiento de Jesús, la haremos de forma creíble, si nosotros
vivimos como discípulos, con una fe viva y contagiosa, con alegría y
entusiasmo. No podemos evangelizar desde la mediocridad y el pesimismo.
Además, la
propuesta de la fe en Jesús, nuestro Salvador, requiere nuestra unidad. “Que sean uno, para que el mundo crea”, así oraba el Señor
al Padre. Y decía también: “en esto conocerán que sois mis
discípulos, en que os amáis unos a otros”. Una comunidad unida en el
amor es una comunidad que evangeliza: “mirad cómo se aman”.
Así queremos que sean nuestras parroquias: comunidades de fe, escuela de
discípulos, que, renovados, hagan presente la Buena Noticia de Jesús en
nuestros pueblos y ciudades, en los barrios y en todos los lugares.
Pero nuestras
parroquias necesitan estar unidas en nuestra Iglesia particular, en nuestra
Diócesis de Huelva. Las parroquias no deben ser islas, porque forman parte de
una gran familia, la Diócesis, que es “una porción del Pueblo de Dios
que se confía a un obispo para que la apaciente con la colaboración de su
presbiterio. Así, unida a un pastor, que la reúne en el Espíritu Santo por
medio del Evangelio y la Eucaristía, constituye una Iglesia particular”.
Las
enseñanzas del concilio Vaticano II y del Catecismo de la Iglesia Católica, nos
ayudarán a reflexionar y a impulsar nuestra comunión en la fe y en la caridad.
Al comienzo
del curso, de acuerdo con el Plan Diocesano de Evangelización, os presento un
lema. Este año será: “Unidos, caminamos en la fe”. Y para
iniciar nuestros trabajos, os ofrezco unas sencillas orientaciones que nos
pueden ayudar a centrar la atención y a coordinar esfuerzos en torno a
unas prioridades pastorales. Os propongo las siguientes:
1º. Reavivar
nuestra fe.
El Papa
Benedicto nos ha convocado a celebrar un Año de la fe, que “es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor,
único Salvador del mundo”.
En este año debemos hacer un esfuerzo por conocer y profundizar en los contenidos
del Credo. Los cristianos hemos de saber decir en qué creemos, o mejor, en
Quien creemos. Pero profesar la fe no es simplemente decir unas palabras.
Nuestro corazón debe pegarse a Dios en una actitud de obediencia y confianza;
nuestra fe supone adhesión a Jesucristo, poniéndonos en camino, bajo el impulso
del Espíritu Santo, unidos a toda la Iglesia. Una prioridad, pues, de este
curso, será “grabar” en nuestro corazón el Credo apostólico y profesarlo
públicamente.
2º.
Actualizar y promocionar nuevos evangelizadores.
La nueva
evangelización para la transmisión de la fe requiere nuevos evangelizadores, es
decir, hombres y mujeres que, llenos de gratitud y alegría por haber conocido a
Jesucristo y su Evangelio, quieren comunicar esta Buena Noticia a quienes la
han olvidado o no la han conocido.
Esta hermosa
labor requiere que los que trabajan en las tareas pastorales se renueven, se actualicen, se animen. Que realicen de manera nueva sus
servicios pastorales. Además, debemos esforzarnos por encontrar nuevas personas que se comprometan en la misión
evangelizadora de nuestras parroquias. Esto supone detectar, buscar e invitar a
personas concretas, estimulándolos, quitándoles miedos, y formándolos para la
“vocación al apostolado” a la que estamos llamados todos los cristianos.
3º
Intensificar el testimonio de la caridad.
La fe madura
por el amor. El Apóstol Santiago nos recuerda que la fe auténtica se manifiesta
en las obras de amor a los hermanos. Así nos lo ha recordado el Papa Benedicto.
La situación
actual, con la crisis persistente, requiere de los cristianos una constante
atención a los que más sufren y a los más vulnerables. Nuestra Iglesia
diocesana está haciendo un gran esfuerzo en la ayuda a los más pobres, pero
hemos de continuar e insistir, renovando nuestras Cáritas parroquiales,
coordinando ayudas, y manteniendo nuestros proyectos en favor de los más
débiles. “El amor de Cristo nos urge”. Avancemos.
Queridos
hermanos y hermanas: que el Espíritu Santo nos aliente en esta hermosa misión. Anunciemos
con pasión el Evangelio de forma creíble y alegre: “hoy es
necesario un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva
evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el
entusiasmo de comunicar la fe.”.
Que Santa
María, dichosa porque creyó, nos acompañe en este camino de fe.
Con mi afecto
y bendición.
✠ José Vilaplana Blasco
Obispo de Huelva
Huelva, 8 de septiembre de 2012. Fiesta litúrgica de la Natividad de la Santísima Virgen María.
---oOo---