-Mira abuelita -dijo al llegar a casa-, he traído las más hermosas...
¡mira qué bonito es su color escarlata!
Había otras más arrugadas, pero no me gustó su aspecto y las he dejado.
-Hija mía -repuso la anciana-, esas arrugadas son las que yo siempre he recogido. Te has dejado guiar por las apariencias engañosas y has traído a casa hongos que contienen veneno. Si los comiéramos, enfermaríamos y quizás algo todavía peor...
Ana comprendió entonces que no debía dejarse guiar sólo por el bello aspecto de las cosas, que a veces, ocultan un mal dañino y desconocido.
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JOLABE