“Con Pedro hacia la Pascua”
Mis queridos hermanos y hermanas:
Este año comenzaré la Cuaresma con el Santo Padre Francisco, porque me encontraré haciendo la Visita Ad Limina en Roma, ese momento especial para nuestra comunidad diocesana, en la que, como Obispo de esta Iglesia, tendré la ocasión de expresar, de manera singular, nuestra comunión con el Sucesor de Pedro. No en vano, Pedro fue testigo de la Resurrección, y la Cuaresma es el camino hacia la Pascua. Es por eso que he pensado, en mi carta de Cuaresma, recoger algunas pautas del mensaje que el papa Francisco ha dirigido a toda la Iglesia con el mismo motivo. Os invito a una lectura atenta de su mensaje completo.
Ya desde el título, el papa Francisco nos quiere ayudar a introducirnos en el espíritu cuaresmal, sirviéndose de un texto de San Pablo: “Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza” (cfr. 2 Cor 8, 9). Y nos habla del estilo de Dios, tan distinto a nuestro estilo. Mientras nosotros pensamos que nuestra riqueza es la que enriquece a los demás, el Señor nos invita a todo lo contrario, porque Él “se acercó a cada uno de nosotros; se desnudó, se vació” por nosotros, en definitiva, se hizo pobre con una pobreza que nos enriquece con “su modo de amarnos, de estar cerca de nosotros”. Sigue diciendo el Papa: Jesús es “rico como lo es un niño que se siente amado por sus padres y los ama, sin dudar ni un instante de su amor y su ternura” ¡Qué figura más hermosa para decirnos cómo es el Señor! El cristiano ha de ser como un niño. ¿Acaso no es la Cuaresma un camino para renovar el Bautismo que recibimos de niños? ¿No es el momento para renovar nuestro compromiso de nacer de nuevo? (cfr. Jn 3, 3-4).
No hay otro camino para los seguidores del Señor que hacernos pobres, que seguir el camino de la pobreza de Jesús:“Dios sigue salvando a los hombres y salvando el mundo mediante la pobreza de Cristo, el cual se hace pobre en los Sacramentos, en la Palabra y en su Iglesia, que es un pueblo de pobres”. Efectivamente, la Iglesia cumple esta misión cuando ofrece los Sacramentos – especialmente en este tiempo, de la Penitencia y la Eucaristía– , y cuando ofrece la Palabra de Dios. Así, esta comunidad de pobres está llamada a “mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas”. Estas miserias, según el Papa, tienen varias dimensiones: la miseria material, ante la que el cristiano ha de responder con el servicio, a imagen de Cristo; la miseria moral, que nos convierte en esclavos del pecado, y la miseria espiritual “que nos golpea cuando nos alejamos de Dios y rechazamos su amor”. Ante ésta última, la respuesta es el Evangelio, la Buena Noticia de que Dios nos ama. Esta Buena Noticia del amor de Dios se nos ofrece, siempre, pero especialmente en este tiempo, en el Sacramento del Perdón.
Con el papa Francisco –con Pedro–, os animo a vivir la Cuaresma para encontrarnos con el Señor Resucitado en la Pascua. En ese camino, nos ayudará el Gesto Solidario Cuaresmal que es una expresión de la limosna –que ciertamente cuesta, duele–, tan propia de este tiempo litúrgico y, que unida a la oración y al ayuno, nos ayudará a ser misericordiosos y “agentes de misericordia”. Así, venerando la carne del Señor en los pobres, podremos afirmar con Pedro en la Pascua: “Tú eres el Hijo de Dios vivo” (cfr. Mt 16, 16).
+ José Vilaplana Blasco