Ahora es el tiempo de inscribir y matricular a nuestros hijos de cara al próximo curso escolar y, por ello, las administraciones de los Centros Educativos nos preguntarán si queremos que los niños asistan a la clase de Religión Católica. Es bueno recordar que una de las responsabilidades que tenemos los padres, en relación con nuestros hijos, es la de elegir la educación que deseamos para ellos según nuestras creencias y valores.
El derecho de los padres a elegir la clase de educación para nuestros hijos, está reconocido en la Constitución Española, en los Acuerdos de la Iglesia con el Estado Español y, en general, en toda la legislación que regula la integración de la Enseñanza Religiosa Escolar (ERE), en el marco escolar. Familia, comunidad cristiana y escuela son tres ámbitos para la formación cristiana que no se excluyen, sino que se complementan. La enseñanza de la Religión en la escuela aporta, entre otras cosas, la visión cristiana del hombre, de la historia y del mundo y una buena instrucción y fundamentación de los contenidos de la fe según las edades y niveles culturales.
Hace poco tiempo D. José Vilaplana Blasco, Obispo de Huelva, nos dirigió un escrito al respecto, insistiendo en estos términos y alentando a las familias a que soliciten la Enseñanza de la Religión Católica para nuestros hijos, en éstos o parecidos términos: La clase de Religión, en el contexto de las otras áreas y materias académicas, contribuye de manera especial a la formación integral de los alumnos. Nadie duda de que es una plataforma de valores humanos (antropológicos, sociales y religiosos). La enseñanza religiosa católica abre horizontes y despierta el compromiso para la construcción de una sociedad más justa, más solidaria y más abierta a los valores de la solidaridad y de la convivencia como se recogen en el Evangelio.
Para nuestro Obispo, es un deber moral que las familias cristianas asumamos el compromiso de colaborar en la formación cristiana de nuestros hijos, no sólo participando en las Catequesis Parroquiales, sino también en la Enseñanza Religiosa Escolar y en la formación de nuestros hijos en los Institutos de toda la provincia. La Enseñanza Religiosa ilumina a los alumnos en una dimensión más integral y completa de su formación. Animaba el Sr. Obispo a todos los padres a que podamos ejercer nuestra responsabilidad de educadores, estimulando y promoviendo la matriculación de nuestros hijos en la clase de Religión.
Se dirigió también, de manera especial, a los adolescentes y jóvenes en quienes muchas veces, dejamos los padres la decisión de asistir o no a la Clase de Religión. Les pidió que no se dejen arrastrar por posturas cómodas y facilonas, y descubran en la formación religiosa una fuente de valores y de motivaciones que dé sentido a sus vidas y refuerce sus ansias de lucha por una sociedad mejor y más respetuosa con los valores cristianos, que desgraciadamente se van perdiendo poco a poco.
En definitiva, instaba a las familias a pedir la Religión para nuestros hijos al matricularse o al pasar de nivel, si deseamos esa formación para ellos y nos alentaba a motivar a nuestros hijos e insistir para que asuman esta decisión tan importante para ellos, con responsabilidad.
Fuentes consultadas: (La clase de Religión, del Escapulario del Carmen y Carta Pastoral del Obispado de Huelva, de fecha 30/04/2.014).
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JOLABE