El Señor llegó a pronunciar las siguientes palabras: "Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de Egipto, el que te liberó de la esclavitud"...
AMARÁS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS; por tanto no debemos tener como Dios a ninguna de las cosas de este mundo. "Escrito está: adorarás al Señor tu Dios" (Lc.4,8). Sólo el Señor es Dios propio, "nuestro Dios" y es un Dios muy celoso.
NO TOMARÁS EL NOMBRE DE DIOS EN VANO O EN FALSO. Porque el nombre de Dios es sagrado y no debe ser profanado. "No juren, ni por el cielo, ni por la tierra,ni con ningún tipo de juramento. Que su sí, sea sí y el no, no" (Santiago 5,12). En falso, es decir, para probar algo falso, para querer dar consistencia con el nombre de Dios a algo que no la tiene. El nombre de Dios es para la bendición, para autorizar la verdad y nunca usado para la mentira.
SANTIFICARÁS LAS FIESTAS: El Domingo. La santificación no es una acción de culto simplemente, sino de descanso y dedicado al Señor nuestro Dios. Es para que santifiquemos en comunión con nuestra familia y en común unión con Dios a través de la Eucaristía (Lc. 22, 18-20).
HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE. Honrar incluye también sustentar, mantener, si es necesario. Dios quiere que, después de honrarlo a él, honremos a nuestros padres, a los que Dios reviste de autoridad para nuestro bien. Los hijos deben a sus padres respeto, gratitud, justa obediencia y ayuda. El respeto filial favorece la armonía de toda la vida familiar. "Hijos, obedezcan en todo a sus padres..." (Colosenses 3, 20). "Padres, no irriten a sus hijos con cargas tan pesadas..." (Efesios 6,4).
NO MATARÁS. Ni con la mirada de desprecio,ni con la palabra ofensiva y menos con el aborto, porque toda vida humana desde el momento de la concepción hasta la muerte, es sagrada. "El que dice: Yo amo a Dios, y odia a su hermano, es un mentiroso" (1 Juan 4,20).
NO ROBARÁS. Este mandamiento ordena la práctica de la justicia y de la caridad en el uso de los bienes terrenos y de los frutos del trabajo. "No se engañen: ni los ladrones, ni los avarientos... ni los que viven de rapiña han de poseer el reino de Dios" (1 Corintios 6, 10).
NO DARÁS FALSO TESTIMONIO CONTRA TU PRÓJIMO, NI MENTIRÁS. La veracidad es la virtud que consiste en mostrarse verdadero en sus actos y en sus palabras, evitando la duplicidad, la simulación y la hipocresía. Una falta cometida en contra de la verdad exige una reparación. Los principales pecados contra este mandamiento son: la mentira, la maledicencia, la calumnia y el juicio temerario. "No se mientan unos a otros" (Colosenses 3, 9).
NO DESEARÁS LA MUJER DE TU PRÓJIMO. Esto es válido a su vez para el varón. Este mandamiento da como referencia al no deseo de poseer varón o mujer casados, a no ver al hombre o a la mujer con malos ojos. "Quien mira con malos deseos a una mujer, ya cometió adulterio en su corazón" (Mat. 5, 27-28).
NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS. Codiciar como una actitud interna, apasionada y activa. El décimo mandamiento nos prohibe el deseo desordenado, nacido de la pasión inmoderada, de las riquezas y del poder. "No amen al mundo ni lo que hay en él. Si alguno ama al mundo, en ese no está mi Padre" (1 Juan 2, 15-16).
Se resumen en: AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS Y AL PRÓJIMO COMO A TÍ MISMO (Mat. 22, 37-40). Los diez mandamientos son el centro y el culmen de la alianza del Sinaí, son el eje para llegar a la alianza de todas las alianzas que se dará en Cristo crucificado y glorificado.
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JOLABE