Según la tradición, la sábana santa, que está custodiada en la catedral de Turín (Italia), sería el lienzo que envolvió el cuerpo de Jesús al ser depositado en el sepulcro, mientras que el santo sudario, venerado en la catedral de Oviedo, sería la tela que cubrió su rostro en la cruz tras morir.
Quizás
la más famosa de todas las reliquias del cristianismo, el Manto de Turín es considerado por muchos como el
sudario de Jesús. Esta tela de lino de 436 x 113 cms. contiene la espectral
figura del cuerpo de un hombre y es adorada por millones de fieles en la
catedral de Turín en Italia, aún cuando la ciencia no puede dar constancia de
su autenticidad.
La datación del
carbono reveló que fue construida en el siglo XIV, coincidiendo con la fecha
desde la que se tiene registro de su existencia. En un documento escrito en
1390, el obispo Pierre d´Arcis de Francia, alegaba que la imagen de Jesús fue
“astutamente pintada”, “hecho corroborado por su propio autor”.
La
Iglesia Católica no acepta oficialmente su autenticidad, a pesar de que muchos
fieles entre los que se encuentra el Papa emérito Benedicto XVI, han
manifestado su creencia en la veracidad de la Síndone .
Una
reliquia similar es el Sudario
de Oviedo, una pieza de tela manchada de sangre, que
supuestamente envolvió la cabeza de Jesús a su muerte, y la cual desde el año
718 d.C es el orgullo de la catedral de Oviedo en España. El hecho que la
sangre de este sudario corresponde al tipo AB, común en Oriente Medio pero no
en Europa, hace suponer a muchos que corresponde a la sangre de Cristo.
Joel
Nickell investigador de la Universidad de Kentucky, en su libro “Las
reliquias de Cristo” publicado en 2007, alega que las pruebas
hechas con carbono demuestran que el sudario corresponde al año 695 d.C, pocos
años antes de que se empezara a exhibir en Oviedo.
El Santo
Sudario de Oviedo es una tela blanca en origen, de lino, con textura tafetán,
manchada, sucia y arrugada. Tiene forma rectangular, aunque con alguna
irregularidad, y mide 83 por 53 centímetros aproximadamente. Presenta
numerosísimas manchas de diversos tonos, de color fundamentalmente marrón
claro.
Salta a la
vista en la observación de la tela dos manchas simétricas con respecto a
su eje menor, que son de color marrón con diversas intensidades. Se
le denomina tradicionalmente "Santo Sudario" o "Santo
Rostro" a pesar de que en él no se puede apreciar rostro alguno.
En la
época de Jesús un sudario era un pañolón (equivalente, aunque algo mayor a uno
de nuestros pañuelos actuales) que se usaba como una pequeña toalla para
quitarse el sudor de la cabeza o limpiarse la cara en caso de necesidad. La
Enciclopedia Universal Judía recoge la prescripción según la cual cuando un
cadáver tenía desfigurado o mutilado el rostro era imprescindible que este fuera
cubierto con un velo para ocultarlo a los ojos de la gente. No es extraño que
se empleara para este menester el pañolón -sudario- que se
tenía a mano (en ocasiones enrollado en la muñeca) y que se colocara sobre el
difunto aun antes del entierro.
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JOLABE