Como cada año por estas fechas nos llega la
fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen María, que se celebra en toda la
Iglesia el 15 de agosto. Esta fiesta tiene un doble objetivo: La feliz partida
de María de esta vida y la asunción de su cuerpo al cielo.
…“En esta solemnidad de la Asunción
contemplamos a María: ella nos abre a la esperanza, a un futuro lleno de
alegría y nos enseña el camino para alcanzarlo: acoger en la fe a su Hijo; no
perder nunca la amistad con él, sino dejarnos iluminar y guiar por su Palabra;
seguirlo cada día, incluso en los momentos en que sentimos que nuestras cruces
resultan pesadas. María, el arca de la alianza que está en el santuario del
cielo, nos indica con claridad luminosa que estamos en camino hacia nuestra
verdadera Casa, la comunión de alegría y de paz con Dios”. Homilía de Benedicto XVI (2010)
Sabemos que el dogma de la Asunción se refiere a que
la Madre de Dios, después de su vida terrena, fue elevada en cuerpo y alma a la
gloria celestial. Este Dogma fue proclamado por el Papa Pío XII, el 1º de
noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus.
Pero, ¿por qué es importante que los católicos
recordemos y profundicemos en el Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen
María al Cielo? El Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica responde a este
interrogante: "La Asunción de la Santísima Virgen constituye una
participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la
resurrección de los demás cristianos" (#966).
La importancia de la Asunción para nosotros, hombres y
mujeres de comienzos del Tercer Milenio de la Era Cristiana, radica en la
relación que hay entre la Resurrección de Cristo y la nuestra. La presencia de
María, mujer de nuestra raza, ser humano como nosotros, quien se halla en
cuerpo y alma ya glorificada en el Cielo, es eso: una anticipación de nuestra
propia resurrección.
El Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica (#966) nos
lo explica así, citando a Lumen Gentium 59, que a la vez cita la Bula de la
Proclamación del Dogma: "Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada
libre de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la
tierra, fue llevada a la gloria del Cielo y elevada al Trono del Señor como
Reina del Universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los
señores y vencedor del pecado y de la muerte".
Los hombres y mujeres de hoy vivimos pendientes del
enigma de la muerte. Aunque lo enfoquemos de diversas formas, según la cultura
y las creencias que tengamos, aunque lo evadamos en nuestro pensamiento, aunque
tratemos de prolongar por todos los medios a nuestro alcance nuestros días en
la tierra, todos tenemos una necesidad grande de esa esperanza cierta de
inmortalidad contenida en la promesa de Cristo sobre nuestra futura
resurrección.
El misterio de la Asunción de la Santísima Virgen
María al Cielo nos invita a hacer una pausa en la agitada vida que llevamos
para reflexionar sobre el sentido de nuestra vida aquí en la tierra, sobre
nuestro fin último: la Vida Eterna, junto con la Santísima Trinidad, la
Santísima Virgen María y los Ángeles y Santos del Cielo. El saber que María ya
está en el Cielo gloriosa en cuerpo y alma, como se nos ha prometido a aquéllos
que hagamos la Voluntad de Dios, nos renueva la esperanza en nuestra futura
inmortalidad y felicidad perfecta para siempre.
Existe también una gran incertidumbre respecto al origen
de esta fiesta. Probablemente se trate del aniversario de la dedicación de
alguna Iglesia, más que la fecha real del aniversario de la muerte de Nuestra
Señora. Que se originara en tiempos del Concilio de Éfeso, o que San Dámaso la
introdujera en Roma, son sólo hipótesis.
Oda a la Asunción
Al cielo vais, Señora,
y allá os reciben con alegre canto.
¡Oh quién pudiera ahora
asirse a vuestro manto
para subir con vos al monte santo!
De ángeles sois llevada
de quien servida sois desde la cuna,
de estrellas coronada:
¡Tal Reina habrá ninguna,
pues os calza los pies la blanca luna!
Volved los blancos ojos,
ave preciosa, sola humilde y nueva,
a este valle de abrojos,
que tales flores lleva,
do suspirando están los hijos de Eva.
Que, si con clara vista,
miráis las tristes almas desde el suelo,
con propiedad no vista,
las subiréis de un vuelo,
como piedra de imán al cielo, al cielo.
Amén.
(Fuentes consultadas: Holweck, Frederick. "The Feast of the Assumption." The Catholic
Encyclopedia. Vol. 2. New York: Robert Appleton Company, 1907, además de
Aciprensa).
NOTA: Los horarios de Misa para el martes día 15 de Agosto en Nuestra Parroquia son los siguientes:
* 09:00 h. Misa de la mañana.
* 12:00 h. Función de la Hdad. de NTRA SRA. DEL VALLE.
* 20:30 h. Misa de la tarde.
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JOLABE