Estamos próximos a
vivir uno de los momentos más intensos y significativos de nuestro calendario
litúrgico: la Semana Santa. Así, en medio del ajetreo propio de este mes, con un
sinnúmero de actividades y grandes desafíos por delante, la Iglesia nos ofrece la
excelente oportunidad de celebrar los misterios de la salvación realizados por Cristo
en los últimos días de su vida.
Excelente
oportunidad, además, para que todos los cristianos celebremos con fe y devoción
la muerte y resurrección de Jesús, hechos centrales de nuestra fe que, una vez
más, se reactualizan en el largo recorrido de estos 2018 años de historia.
Se inician las
celebraciones con el Solemne Vía Crucis Parroquial. Es así como, además, los
fieles peregrinamos, con devoción, siguiendo las estaciones del Vía Crucis por
las calles de nuestro pueblo, (lo que significa acompañar al Señor en el camino
de la cruz).
Domingo
de Ramos
Como todos sabemos,
la Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos. En este día celebramos la entrada
triunfal de Cristo a Jerusalén. Jesús, "llegada la hora" decide
partir a Jerusalén. El se presenta como lo anunciaron los profetas: "Aquí
viene tu Rey, Él es Santo y victorioso, humilde, y va montado sobre un
asno..." Es el Rey de paz prometido por Zacarías (9, 9-10).
Así, montado en un
asno, Jesús hace su entrada como la del Siervo que camina hacia la muerte y la
del Señor que va a ser glorificado, precisamente por esto se usa el color rojo
en las vestiduras. No se trata de un mero hecho anecdótico sino de un
acontecimiento lleno de sentido que, sin duda, le dará significado a la semana.
Es importante que
tengamos presente que este Domingo es parte de la Cuaresma (la Cuaresma
continua hasta Jueves Santo) y que en él se sintetiza toda la dinámica del
Misterio Pascual. La Pasión y Muerte en el Evangelio y la Resurrección que se simboliza
en la entrada triunfal del Señor. Es fundamental, además, que los fieles, que
en este día llegan en abundancia, capten de manera clara, la fuerza celebrativa
que tiene este día.
La procesión de las
palmas y olivo, y la aclamación viene a simbolizar la victoria del Señor por lo
tanto, al igual que hicieron los niños hebreos cantando el festivo Hosanna, hoy
nosotros salimos al encuentro de Jesús aclamando al Hijo de David, al Rey de Reyes.
(Cf. Misal Romano n° 16). Precisamente las palmas y los ramos, más que objetos
benditos, son para aclamar al Señor. De hecho la bendición de los ramos es
secundaria en relación a la procesión. No olvidemos que el Domingo de Ramos puede
ser un muy buen comienzo para vivir intensamente la Semana Santa y, especialmente,
la vigilia de la Resurrección de Cristo.
Por la tarde,
procesión de la Hdad. del Cristo del Perdón que hace su salida desde la Ermita
de San Sebastián.
MARTES SANTO
Por la mañana del martes,
todos los sacerdotes de nuestra Diócesis, se reúnen en la Iglesia Catedral de
Huelva para celebrar la Misa Crismal. En esa ocasión, con la presencia del Sr. Obispo,
y rodeados de fieles, renuevan sus promesas sacerdotales, dando un claro sentido
de unión eclesial en torno al Obispo. No olvidemos que este día se recuerda la
institución del sacerdocio.
En esa misma celebración se bendicen
los santos óleos con los que serán ungidos los niños que recibirán su bautismo,
los enfermos y quienes celebren el sacramento de la Confirmación durante el
año.
Por la tarde, procesión de
la Hdad. de Ntro. Padre Jesús Cautivo, que hace su estación de Penitencia
saliendo desde la Parroquia.
Jueves
Santo
Es un día
particularmente especial ya que, además de culminar la Cuaresma, nos introducimos
en los tres días más importantes del año litúrgico, en lo que llamamos el
Triduo Pascual. Por la tarde se celebra en nuestra Parroquia la llamada Misa
“En la Cena del Señor”. Se celebra la Eucaristía que viene a evocar la Ultima
Cena en la cual Jesucristo, en medio de la comida Pascual, ofreció a Dios Padre
su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y el vino. Al mismo tiempo,
Jesús se muestra servidor de los hombres a través del hermoso signo del lavado
de los pies. Un signo profundo y sencillo que, hoy, me parece conveniente
mantener como una actitud de servicio y entrega a los demás. En esta línea,
también se destacan otros gestos importantes como la presentación de los dones,
la ayuda fraterna, el gesto de paz, la solidaridad con los más pobres, etc.
Finalmente, el Jueves
Santo por la noche se realiza una vigilia de oración, en el Sagrario
Parroquial, en torno a la reserva de la Eucaristía. Aquí, ante el Señor
presente en el Pan consagrado, el silencio y la meditación adquieren gran
importancia tanto en lo personal como en lo comunitario.
Viernes
Santo
En la madrugada de
este día hace su Estación de Penitencia la Hdad. de Ntro. Padre Jesús Nazareno,
que realiza su salida procesional desde El Valle.
Es el día de la
Pasión de Jesús en donde ha sido inmolada nuestra víctima Pascual: Cristo (1
Cor. 5, 7). Es la Pasión del hombre abandonado, humillado y flagelado. Por la
tarde, juntos en comunidad, proclamamos la Pasión del Señor y adoramos su cruz
como primer acto del Misterio Pascual. La cruz es la victoria del amor y la esperanza
de la Resurrección. De este modo nos unimos al dolor y la Pasión de Cristo.
Este día no hay
celebración eucarística. Se distribuye a los fieles la comunión reservada del
día anterior durante la celebración de la Pasión, con excepción de los enfermos
que pueden recibirla a cualquier hora del día (Cf. Misal Romano, Viernes Santo
de la Pasión nn° 1. 3.).
En síntesis, el
Viernes Santo celebramos la Pasión y muerte de Jesús por medio de la Palabra,
por la Adoración de la Cruz y la Comunión Eucarística. Usamos el color rojo del
mártir que da su vida por salvarnos a todos, no el morado ya que la Cuaresma
terminó el día anterior. No hay flores, música ni grandes luces. La fiesta, el Gloria,
por fin, viene mañana con la Vigilia Pascual.
Sábado
Santo
Se trata de un día de
silencio, no hay celebración eucarística. Continuamos la oración y la
meditación del día anterior. El dolor de Cristo es también dolor de la Iglesia.
Es un silencio lleno de sentido. El sagrario está vacío, no hay música ni
flores. La Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor esperando en la oración
y el ayuno su Resurrección.
Domingo
de Pascua
Llegamos a la
celebración más grande e importante que tenemos los cristianos: la Pascua. Es
una "noche de vela”, (de ahí la palabra vigilia) en honor al Señor"
(Ex 12, 42). El gran San Agustín la menciona como "la madre de todas las
santas vigilias". Durante ella, la Iglesia espera la Resurrección del
Señor en la llamada Vigilia de la Resurrección.
Con la llegada del nuevo día, culminamos
la larga espera de la Cuaresma. Juntos celebramos el paso de las tinieblas a la
luz, de la muerte a la vida. La Iglesia entera proclama que Jesucristo ha resucitado.
Ese amanecer del nuevo día, el Señor nos ilumina con su Gloria. Encendemos el
Cirio Pascual. Recorremos la Historia de la Salvación a través de nueve lecturas
bíblicas. Renovamos nuestras promesas bautismales y celebramos esa misma
salvación en los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía.
A partir del Domingo
de Resurrección, la Iglesia nos invita a celebrar con alegría los cincuenta
días de la Pascua hasta Pentecostés como si se tratase de un solo día de
fiesta, como un gran Domingo (Cf. Misal Romano, año litúrgico n°22).
Desde este Blog
Parroquial os invito a prepararnos responsablemente para vivir, con una
profunda fe, la gran riqueza que estos días nos traen.
Lo fundamental es que el Señor ha resucitado, ha vencido a la muerte y nos acompaña hasta el final de
los tiempos. Gracias, Señor por todo lo que nos das cada día de nuestra vida...
---oOo---
JOLABE