domingo, 3 de junio de 2018

CORPUS CHRISTI 2018 EN LA PALMA DEL CONDADO


"Te adoro Sagrada Hostia, Pan vivo y Alimento de los Ángeles.
Santísimo Sacramento seáis bendito y alabado y eternamente adorado, oh soberano Portento".

Celebramos hoy, en este primer Domingo del mes de Junio, la Solemnidad del Santísimo Corpus Christi. La Solemnidad que profesa nuestra Fe en la presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. En este día recordamos la institución de la Eucaristía que se llevó a cabo el Jueves Santo durante la Última y Santa Cena que Jesucristo celebró con sus Apóstoles, durante la cual, Jesús convirtió el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre.
Es una Solemnidad muy importante porque la Eucaristía es el regalo más grande que Jesucristo, nuestro Dios y Señor, nos ha dado, movido por su querer quedarse con nosotros después de su admirable Ascensión a los Cielos.

DATOS HISTÓRICOS:

Dios se valió de Santa Juliana de Mont Cornillon para propiciar esta fiesta. La Santa nace en Retines cerca de Liège, Bélgica en 1193. Quedó huérfana muy pequeña y fue educada por las monjas Agustinas en Mont Cornillon. Cuando creció, hizo su profesión religiosa y más tarde fue Madre Superiora de su comunidad. Por diferentes intrigas tuvo que irse del convento. Murió el 5 de abril de 1258, en la casa de las monjas Cistercienses en Fosses y fue enterrada en Villiers.

Santa Juliana, desde joven, tuvo una gran veneración al Santísimo Sacramento. Y siempre añoraba que se tuviera una fiesta especial en su honor. Este deseo se intensificó por una visión que ella tuvo de la Iglesia bajo la apariencia de luna llena con una mancha negra, que significaba la ausencia de esta Solemnidad.

Ella le hizo conocer sus ideas a Roberto de Thorete, el entonces obispo de Liège, también al doctor dominico Hugh, más tarde cardenal legado de los Países Bajos; a Jacques Pantaleón, en ese tiempo archidiácono de Liège, después obispo de Verdun, Patriarca de Jerusalén y finalmente Papa con el nombre de Urbano IV. El obispo Roberto se impresionó favorablemente y como en ese tiempo los obispos tenían el derecho de ordenar fiestas para sus diócesis, invocó un sínodo en 1246 y ordenó que la celebración se tuviera el año entrante; también el Papa ordenó, que un monje de nombre Juan debía escribir el oficio para esa ocasión.


El obispo Roberto no vivió para ver la realización de su orden, ya que murió el 16 de octubre de 1246. Jacques Pantaleón llegó a ser Papa el 29 de agosto de 1261. La ermitaña Eva, con quien Santa Juliana había pasado un tiempo y quien también era ferviente adoradora del Santísimo Sacramento, le insistió a Enrique de Guelders, obispo de Liège, que pidiera al Papa que extendiera la celebración al mundo entero.

Urbano IV, siempre siendo admirador de esta fiesta, publicó la bula “Transiturus” el 8 de septiembre de 1264, en la cual, después de haber ensalzado el amor de nuestro Salvador expresado en la Santísima Eucaristía, ordenó que se celebrara la solemnidad del “Corpus Christi” en el jueves después del domingo de la Santísima Trinidad, al mismo tiempo otorgando muchas indulgencias a todos los fieles que asistieran a la Santa Misa y al oficio.

Este oficio fue compuesto por el doctor angélico Santo Tomás de Aquino por petición del Papa, es uno de los más hermosos en el breviario Romano y ha sido admirado hasta por Protestantes que niegan la presencia real de Cristo en el Santísimo Sacramento del Altar y que, pese a lo que ahora piensan algunos, es una aberración admitir a la Sagrada Comunión precisamente a aquellos que niegan el auténtico significado, valor y presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar.

Hoy en día y gracias a nuestros queridos políticos esta solemnidad se celebra el domingo después del domingo de la Santísima Trinidad y ya no se celebra en jueves. La muerte del Papa Urbano IV (el 2 de octubre de 1264), un poco después de la publicación del decreto, obstaculizó que se difundiera la fiesta. Pero el Papa Clemente V en el concilio general de Viena (1311), ordenó una vez más la difusión de esta fiesta. Publicó un nuevo decreto incorporando el de Urbano IV. Y el Papa Juan XXII, sucesor de Clemente V, instó su observancia. 


El Concilio de Trento declara que muy piadosa y religiosamente fue introducida en la Iglesia de Dios la costumbre, que todos los años, determinado día festivo, se celebre este excelso y venerable Sacramento con singular veneración y solemnidad, y reverente y honoríficamente sea llevado en procesión por las calles y lugares públicos. En esto los cristianos atestiguan su gratitud y recuerdo por tan inefable y verdaderamente divino beneficio, por el que se hace nuevamente presente la victoria y triunfo de la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.


La Palma del Condado vuelve a recuperar la custodia procesional para el Santísimo Sacramento, después de que los sucesos del 36 hicieran desaparecer la anterior, del siglo XIX. Se trata de una fastuosa obra en orfebrería labrada por el taller de Emilio Méndez de Pilas, siguiendo la inspiración del tabernáculo del Sagrario de la Parroquia de San Juan Bautista y la majestuosa custodia de la Catedral de Toledo. Todo ello ha sido posible gracias a la donación de José Pérez Ángel, un vecino de esta ciudad, con objeto de engrandecer el rico patrimonio de la Palma del Condado.

La custodia consta de tres cuerpos superpuestos y decrecientes en altura, en forma de templetes, sostenidos por esbeltas columnas pareadas. El cuerpo inferior, de mayores dimensiones, está destinado a albergar la custodia de mano con el Santísimo Sacramento, y muestra en su basamento la representación de las cuatro virtudes cardinales: Justicia, Prudencia, Fortaleza y Templanza.

El cuerpo intermedio lo ocupa la imagen de San Juan Bautista, estando rematado por los cuatro Evangelistas. Por su parte, el cuerpo superior presenta la imagen de la Virgen Inmaculada, quedando toda la pieza coronada por la representación de la Fe triunfante.

La balaustrada inferior con molduras con motivos de uvas y espigas de trigo culminada por guirnaldas con borlones de oro, muestra diferentes cartelas donde se recogen distintos versos de una alabanza al Santísimo Sacramento en latín, quedando en el centro de cada frente una cartela en relieve con ángeles que portan el cáliz. Seis jarras y cuatro candeleros exornan toda esta custodia, que en su repujado lleva salpicado multitud de detalles inconográficos e icológicos eucarísticos en referencia a Jesús Sacramentado.


Enhorabuena por este estreno y mis deseos de que hoy con fe, piedad y devoción adoremos al Santísimo Sacramento del Altar en este día del Santísimo Corpus Christi en La Palma…


(Fuente consultada: Web la rebujina-Huelva)




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ALABADO SEA EL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR

JOLABE



(Clicando sobre cada foto, se verá a tamaño real)