miércoles, 13 de febrero de 2013

HOMILÍA DEL SANTO PADRE MIÉRCOLES DE CENIZA 2013


¡Venerables Hermanos, queridos hermanos y hermanas!
Hoy, Miércoles de Ceniza, iniciamos un nuevo camino cuaresmal, un camino que se desarrolla por cuarenta días y que nos conduce al gozo de la Pascua del Señor, a la victoria de la Vida sobre la muerte. Nos hemos reunido para la Celebración de la Eucaristía siguiendo la antiquísima tradición romana de las stationes cuaresmales. Tal tradición prevé que la primera statio tenga lugar en la Basílica de Santa Sabina sobre la colina romana del Aventino. Las circunstancias han sugerido reunirnos en la basílica Vaticana. Esta tarde somos muchos los que nos encontramos alrededor de la Tumba del Apóstol Pedro parapedir también su intercesión para el camino de la Iglesia en este momento particular, renovando nuestra fe en el Pastor Supremo, Cristo Señor. Es para mí una ocasión propicia para agradecer a todos, especialmente a los fieles de la Diócesis de Roma, mientras me preparo a concluir el ministerio petrino, y para pedir un particular recuerdo en la oración.

MIÉRCOLES DE CENIZA


ORACIÓN PARA EL DÍA DE AYUNO



Padre amoroso, hoy he decidido ayunar. Recuerdo que tus profetas ayunaban, que Jesús Nuestro Señor ayunó, y que también lo hicieron sus discípulos. La Santísima Virgen también ayunó y ahora me invita a que yo lo haga.
Padre Eterno, te ofrezco este día de ayuno. Que a través de él pueda yo estar más cerca tuyo, me muestre tus caminos y abra mis ojos para que reconozca tus muchos dones. Que mi corazón rebose de amor hacia Ti y hacia mi prójimo. 
Señor, que este ayuno me haga crecer en comprensión hacia el hambriento, el que está desposeído, el pobre. Haz que vea mis posesiones como dones del peregrinar que deben ser compartidos. Dame también la gracia de la humildad y la fuerza para hacer tu Voluntad. Señor, que este ayuno me limpie de los malos hábitos, calme mis pasiones, y aumente en mí tus virtudes. 
Y tú, Madre mía, obtén para mí la gracia de ayunar con alegría, que mi corazón pueda cantar contigo un canto de acción de gracias. Pongo en tus manos mi decisión de ayunar con firmeza. Enséñame, a través del ayuno, a ser más y más como tu Hijo Jesucristo, por medio del Espíritu Santo. Amén.

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AUDIENCIA GENERAL 2013-02-14



Hoy, Miércoles de Ceniza, comenzamos el tiempo litúrgico de la Cuaresma, cuarenta días que nos preparan para la celebración de la Santa Pascua: es un tiempo de particular esfuerzo en nuestro camino espiritual.
El número cuarenta aparece varias veces en las Sagradas Escrituras. En particular, como sabemos, recuerda los cuarenta años en los que el pueblo de Israel peregrinó en el desierto: un largo periodo de formación para convertirse en pueblo de Dios, pero también un largo periodo en el que la tentación de ser infieles a la alianza con el Señor estuvo siempre presente.
Cuarenta fueron también los días de camino del profeta Elías para alcanzar el Monte de Dios, el Horeb, como también el periodo que Jesús pasó en el desierto antes de iniciar su vida pública y donde fue tentado por el diablo. En esta catequesis quisiera reflexionar sobre este momento de la vida terrena del Señor, que leeremos en el Evangelio del próximo domingo.

MIERCOLES DE CENIZA


martes, 12 de febrero de 2013

AYUNO - TODO LO QUE NECESITAS SABER



1.- ¿Qué es el Ayuno?
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Es una disciplina espiritual por la que voluntariamente se renuncia a ciertos alimentos o a ciertos placeres por un tiempo definido con el fin de liberarse de los apegos carnales y poner un corazón contrito centrado en Dios.

2.- Oración, Ayuno y Limosna
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Para avanzar espiritualmente debemos unir la oración, el ayuno y la limosna. Las tres se complementan.
• La oración. Al sabernos amados de Dios deseamos corresponder, alabar a Dios y pedirle que tome el trono de nuestra vida. Meditamos la palabra de Dios de cada día, celebramos la santa Misa, nos confesamos. 
• El ayuno. Cristo ayunó para darnos ejemplo. Ayunamos como sacrificio ofrecido a Dios y para ganar domino sobre las pasiones y las tendencias de la carne. Con el ayuno nos ejercitarnos. Nos recordamos de los que pasan hambre y nos hacemos solidarios. 
• La limosna. Los cristianos llamamos "limosna" al compartir con los mas pobres nuestros bienes. No debe ser un aporte de lo que sobra sino un acto de amor hecho de corazón, un compartir que nos mueve a renuncia y al sacrificio. Toda nuestra vida debe convertirse en una dádiva de amor en imitación a Cristo.
La vida de los Santos manifiesta el valor del ayuno y la importancia de integrarlo en una vida de caridad. Ellos recomiendan el ayuno a todo aquel que quiere llegar a una mayor interioridad. El ayuno apaga poco a poco la concupiscencia. Algunas comunidades religiosas han incluido el ayuno en su regla. 
La Virgen Santísima en varias apariciones (La Salette, Lourdes, Fátima) nos exhorta a la penitencia, práctica que en la tradición de la Iglesia incluye el ayuno.

CARTA PARA LA CUARESMA 2013 DE OBISPO DE HUELVA

“Tiempo para crecer en la fe” 
CARTA DE CUARESMA 2013



Mis queridos hermanos y hermanas:
Cuando Jesús comenzó su predicación, proclamó: “está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1, 15). Estas palabras del Señor relacionan estrechamente la llamada a la conversión y la invitación a creer la Buena Noticia que él nos ofrece. “Convertíos y creed”. La Cuaresma es tiempo de conversión, es tiempo para crecer en la fe. La fe es la aceptación, confiada y obediente, de lo que Dios nos ha comunicado a través de su Hijo Jesucristo. Creer es acoger la Buena Noticia del amor de Dios manifestado, sobre todo, en la muerte y resurrección de Jesucristo. Convirtámonos creyendo, es decir, acogiendo ese don extraordinario del amor de Dios, y crezcamos en la fe, convirtiéndonos, es decir, dejándonos transformar por ese acontecimiento que nos salva.

lunes, 11 de febrero de 2013

DECLARATIO OFICIAL DEL PAPA BENEDICTO XVI

Queridísimos hermanos,
Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.

BENEDICTUS PP XVI