sábado, 23 de marzo de 2013

FRANCISCO VISITA BENEDICTO XVI



En un hecho histórico y sin precedentes en la historia moderna, el papa Francisco ha visitado este sábado al mediodía a su antecesor, Benedicto XVI, en el Palacio Pontificio de Castel Gandolfo, a 25 kilómetros al sur de Roma. 

Según informó el vocero vaticano, Federico Lombardi, hubo un "abrazo lindísimo" y "un momento de altísima y profundísima comunión". 

Benedicto XVI, vestido de blanco, rezó junto a Francisco en un mismo banco de la capilla de la residencia. "Somos hermanos", le dijo el papa argentino.

Después de un vuelo de 20 minutos, Francisco aterrizó en el helipuerto de Castel Gandolfo -construido donde terminan los jardines de la residencia- y fue recibido por Benedicto XVI, el obispo de Albano, Marcello Semeraro, y por el director de las Villas Pontificias, Savero Petrillo.

viernes, 22 de marzo de 2013

AUDIENCIA PAPA FRANCISCO CON CUERPO DIPLOMATICO


Excelencias,

Señoras y señores:

Agradezco sinceramente a vuestro decano, el Embajador Jean-Claude Michel, las amables palabras que me ha dirigido en nombre de todos, y os acojo con gozo en este intercambio de saludos, simple pero intenso al mismo tiempo, que quiere ser idealmente el abrazo del Papa al mundo. En efecto, por vuestro medio encuentro a vuestros pueblos, y así puedo en cierto modo llegar a cada uno de vuestros conciudadanos, con todas sus alegrías, sus dramas, sus esperanzas, sus deseos.
Vuestra numerosa presencia es también un signo de que las relaciones que vuestros países mantienen con la Santa Sede son beneficiosas, son verdaderamente una ocasión de bien para la humanidad. Efectivamente, esto es precisamente lo que preocupa a la Santa Sede: el bien de todo hombre en esta tierra. Y precisamente con esta idea comienza el Obispo de Roma su ministerio, sabiendo que puede contar con la amistad y el afecto de los Países que representáis, y con la certeza de que compartís este propósito. Al mismo tiempo, espero que sea también la ocasión para emprender un camino con los pocos Países que todavía no tienen relaciones diplomáticas con la Santa Sede, algunos de los cuales –se lo agradezco de corazón– han querido estar presentes en la Misa por el inicio de mi ministerio, o enviado mensajes como gesto de cercanía.

1. ESCENAS DE LA PASIÓN

1. LA ENTRADA DE JESÚS EN JERUSALÉN

Señor:
Eres vitoreado y aclamado como Rey. ¡Hosanna el Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! Entras en la ciudad de Jerusalén en medio de las alabanzas y de la popularidad de la gente. Tu entrada a Jerusalén no fue por casualidad ni por capricho tuyo. Sino que lo hiciste para cumplir la voluntad perfecta de Dios Entraste en Jerusalén montado sobre un asno. Para cumplir con la Palabra de los Profetas te humillaste a sí mismo entrando sobre un borrico. De la manera más humilde. Pudiste haber entrado en la ciudad acompañado de una hueste de ángeles y con gran sonido de trompetas, pero entraste humilde, y cabalgando sobre un asno.

- “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón”, nos dijiste. Sin embargo una gran multitud te aclama: ¡Hosanna en las alturas! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! Tu viniste para dar vida y libertad a toda la humanidad. Tú viniste para vivificar nuestra alma marchita mediante tu preciosa sangre derramada sobre la cruz, y para que pudiéramos recibir de ti la bendición de una vida abundante.

PROPÓSITOS DE CUARESMA















miércoles, 20 de marzo de 2013

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO PARA LOS REPRESENTANTES DE OTRAS IGLESIAS Y RELIGIONES

Queridos hermanos y hermanas:
Ante todo, agradezco de corazón lo que me ha dicho mi Hermano Andrés [n. de la r. El Patriarca Ecuménico Bartolomeo I]. Gracias. Muchas gracias.
Me causa una especial alegría encontrarme hoy con vosotros, Delegados de las Iglesias ortodoxas, las Iglesias ortodoxas orientales y las Comunidades eclesiales de Occidente. Agradezco que hayáis querido participar en la celebración que ha marcado el comienzo de mi ministerio como Obispo de Roma y Sucesor de Pedro.
Ayer por la mañana, durante la misa, he reconocido espiritualmente presentes a través de vosotros a las comunidades que representáis. En esta manifestación de fe me ha parecido vivir de manera aún más apremiante la oración por la unidad de todos los creyentes en Cristo, y ver en ella prefigurada de algún modo esa plena realización, que depende del designio de Dios y de nuestra cooperación leal.
Comienzo mi ministerio apostólico durante este año que mi venerado predecesor, Benedicto XVI, con intuición verdaderamente inspirada, ha proclamado para la Iglesia católica Año de la Fe. Con esta iniciativa, que deseo continuar, y que espero que impulse el camino de fe de todos, quería conmemorar el 50 aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, proponiendo una especie de peregrinación a lo que es esencial para todo cristiano: la relación personal y transformadora con Jesucristo, Hijo de Dios, muerto y resucitado por nuestra salvación. En el corazón del mensaje conciliar reside precisamente el deseo de proclamar este tesoro perennemente válido de la fe a los hombres de nuestro tiempo.

martes, 19 de marzo de 2013

SANTA MISA DE INCIO DE PONTIFICADO DEL PAPA FRANCISCO


Homilía íntegra del Papa Francisco en la misa de inicio de su pontificado (19 de marzo de 2013)
Queridos hermanos y hermanas
Doy gracias al Señor por poder celebrar esta Santa Misa de comienzo del ministerio petrinoen la solemnidad de san José, esposo de la Virgen María y patrono de la Iglesia universal: es una coincidencia muy rica de significado, y es también el onomástico de mi venerado Predecesor: le estamos cercanos con la oración, llena de afecto y gratitud.
Saludo con afecto a los hermanos Cardenales y Obispos, a los presbíteros, diáconos, religiosos y religiosas y a todos los fieles laicos. Agradezco por su presencia a los representantes de las otras Iglesias y Comunidades eclesiales, así como a los representantes de la comunidad judía y otras comunidades religiosas. Dirijo un cordial saludo a los Jefes de Estado y de Gobierno, a las delegaciones oficiales de tantos países del mundo y al Cuerpo Diplomático.

lunes, 18 de marzo de 2013

ANUNCIOS PARROQUIALES 2013-03-17



Día 19 de marzo (martes) - Solemnidad de San   José,   esposo de    la  Virgen   María (precepto):

07.45 h.HH. Carmelitas.
08.00 h.HH. de la Cruz.
10.00 h. - parroquia
13.00 h. - Salesianos
20. 00 h. - parroquia 

ESCUDO Y LEMA DEL PAPA FRANCISCO


El papa Francisco ha elegido ya sus nuevos símbolos, que lucirán en todas las comunicaciones y actos oficiales del pontífice, además de en lugares concretos como los jardines vaticanos. Tanto el escudo como el lema son los mismos utilizados desde su consagración episcopal. El primero tiene fondo azul y lleva los mismos distintivos de la dignidad pontificia de Benedicto XVI: mitra colocada entre dos llaves de oro y plata en forma de cruz, unidas por un cordón rojo. En lo alto campea el emblema de la orden del papa: la Compañía de Jesús: un sol radiante, con el monograma de Cristo en rojo. La letra H lleva una cruz encima y las puntas son tres clavos negros. Abajo, una estrella y una flor de nardo. La estrella, según la tradición heráldica, simboliza a la Virgen, Madre de Cristo y de la Iglesia, mientras que la flor de nardo remite a San José, patrono de la Iglesia universal. En la tradición iconográfica española, efectivamente, San José lleva una vara de nardo. "Con esos símbolos el papa manifiesta su amor por la Virgen y San José", explican desde la Santa Sede.
El lema «Miserando atque eligendo» (Con sentimiento de amor y lo eligió) procede de un pasaje de una homilía de San Beda el Venerable, comentando el relato evangélico de la vocación de San Mateo. Tiene un significado especial para el papa Francisco, ya que a los 17 años, en la festividad de San Mateo en 1953, después de confesarse, percibió la misericordia de Dios en su vida y sintió la llamada al sacerdocio siguiendo el ejemplo de San Ignacio de Loyola.

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domingo, 17 de marzo de 2013

PRIMER ÁNGELUS DEL PAPA FRANCISCO

Hermanos y hermanas, buenos días.
Tras el primer encuentro del miércoles pasado, hoy puedo dirigirles nuevamente mi saludo a todos. Y me alegra hacerlo en el domingo, en el día del Señor. Para nosotros los cristianos, esto es hermoso e importante: reunirnos el domingo, saludarnos, hablar unos con otros, como ahora aquí, en la plaza. Una plaza que, gracias a los medios de comunicación, tiene las dimensiones del mundo.
En este quinto domingo de Cuaresma, el evangelio nos presenta el episodio de la mujer adúltera (cf. Jn 8,1-11), que Jesús salva de la condena a muerte. Conmueve la actitud de Jesús: no oímos palabras de desprecio, no escuchamos palabras de condena, sino solamente palabras de amor, de misericordia, que invitan a la conversión: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más» (v. 11). Y, hermanos y hermanas, el rostro de Dios es el de un padre misericordioso, que siempre tiene paciencia. ¿Habéis pensado en la paciencia de Dios, la paciencia que tiene con cada uno de nosotros? Ésa es su misericordia. Siempre tiene paciencia, paciencia con nosotros, nos comprende, nos espera, no se cansa de perdonarnos si sabemos volver a Él con el corazón contrito. «Grande es la misericordia del Señor», dice el Salmo.

V DOMINGO DE CUARESMA MISA PRESIDIDA POR EL PAPA FRANCISCO


Es hermoso esto: Jesús solo en el monte, orando. Oraba solo (cf. Jn 8,1). Después, se presentó de nuevo en el Templo, y todo el pueblo acudía a él (cf. v. 2). Jesús en medio del pueblo. Y luego, al final, lo dejaron solo con la mujer (cf. v. 9). ¡Aquella soledad de Jesús! Pero una soledad fecunda: la de la oración con el Padre y esa, tan bella, que es precisamente el mensaje de hoy de la Iglesia, la de su misericordia con aquella mujer.
También hay una diferencia entre el pueblo. Todo el pueblo acudía a él; él se sentó y comenzó a enseñarles: el pueblo que quería escuchar las palabras de Jesús, la gente de corazón abierto, necesitado de la Palabra de Dios. Había otros que no escuchaban nada, incapaces de escuchar; y estaban los que fueron con aquella mujer: «Mira, Maestro, esta es una tal y una cual... Tenemos que hacer lo que Moisés nos mandó hacer con estas mujeres» (cf. vv. 4-5).
Creo que también nosotros somos este pueblo que, por un lado, quiere oír a Jesús pero que, por otro, a veces nos gusta hacer daño a los otros, condenar a los demás. El mensaje de Jesús es éste: La misericordia. Para mí, lo digo con humildad, es el mensaje más fuerte del Señor: la misericordia. Pero él mismo lo ha dicho: «No he venido para los justos»; los justos se justifican por sí solos. ¡Bah!, Señor bendito, si tú puedes hacerlo, yo no. Pero ellos creen que sí pueden hacerlo... Yo he venido para los pecadores (cf. Mc 2,17).