Si el arte es un documento plástico insustituible para el conocimiento del pasado, el Mudéjar constituye la manifestación artística más genuina de la España cristiana medieval, la expresión del pensamiento plástico de una sociedad en la que convivieron cristianos, árabes y judíos. Estas circunstancias sociales hicieron posible el nacimiento del Arte Mudéjar.
Etimológicamente, “mudéjar” procede del árabe “mudayyán” que significa “aquel a quien se ha permitido quedarse”. Dicho término se aplica a los hispanomusulmanes que, tras la Reconquista cristiana, permanecieron en Al-Andalus, conservando su religión, lengua y organización jurídica propia. Mudéjar es la expresión artística de una sociedad medieval española, en la que conviven las tres culturas mencionadas entre los siglos XI y XVII. Es un Arte que no es estrictamente ni cristiano ni árabe, pues se nutre de ambas tradiciones culturales para crear un estilo nuevo que refleja las relaciones sociales en un momento histórico determinado y que produce una expresión artística donde la fusión de lo árabe y lo cristiano crea ese estilo nuevo.
El núcleo poblacional de La Palma data del siglo XIV, pues antes no había sino una serie de alquerías diseminadas por los contornos de lo que hoy es el casco urbano. Así pues, La Palma surge como consecuencia de la repoblación castellano- leonesa producida tras la conquista del reino de Niebla en 1257.
Es lógico pensar que en estas difíciles circunstancias de vida era poco probable que se concibiera la idea de construir un templo de la riqueza de nuestra ermita y, por tanto, la teoría de que el torreón era defensivo es prácticamente desechable por este motivo y porque es un poco absurdo construir un edificio defensivo en un llano, con lo que las posibilidades de defensa serian nulas.
No será hasta la segunda mitad del siglo XV, debido al crecimiento de la economía, a la falta de hostilidades y, como consecuencia de esto, al aumento de la población, cuando se construya la Iglesia del Valle para dar cabida a un mayor nú-mero de feligreses, que ya no tenían espacio suficiente en el primitivo convento, fundado tras la repoblación del lugar -y del que hoy no conocemos cuál fue su emplazamiento ni estilo-. Así pues, a finales del siglo XV la ermita del Valle se convierte en la iglesia para el culto ordinario de los palmerinos.
Aparte de estos datos históricos acerca de la edificación de la Iglesia, hay también otros documentales en el Libro Blanco de la Catedral de Sevilla que confirman las fechas anteriormente propuestas.
Una vez sentada la fecha de la construcción de la Iglesia, se estudiarán ahora los aspectos artísticos que caracterizan a este edificio religioso de la Palma.
Su estilo arquitectónico es mudéjar; estilo que se caracteriza por la fusión de elementos cristianos y árabes. La planta es de tres naves sobre pilares cruciformes; la nave central es más alta, la armadura de par y nudillo y el artesonado de madera, y los arcos ojivales y los azulejos de imitación almohade. La portada exterior está formada por arcos superpuestos apuntados. Es, en fin, un típico ejemplo del mudéjar sevillano.
La capilla mayor, donde se encuentra la imagen de la Patrona, es morisca de bóveda ochavada, semejante a una gran mole cúbica, decorada por dos fajas de origen almohade y rematada por una fila de almenas en su exterior. La bóveda es de ocho paños y descansa sobre trompas de media bóveda de arista y de cañones muy apuntados.
Lo más interesante es la composición de los muros laterales, cuyos arcos apuntados cargan sobre ménsulas y enmarcan una decoración de arquerías ciegas mudéjares.
Dos son las reformas que ha sufrido en nuestro siglo, cuyos resultados han sido diferentes ya se trate del interior o del exterior. Sin lugar a dudas, la reforma más importante fue la de 1924, realizada bajo el mecenazgo de D. Ignacio de Cepeda, quien dio su propia impronta al edificio, al igual que a otros edificios y rincones del pueblo.
En el interior se modernizó el viejo artesonado de madera y se colocaron los zócalos de azulejos con dibujos geométricos y de lacería en las naves y en la capilla mayor.
En el exterior la transformación de 1924 acabó con la primitiva fachada. Nada queda ya del antiguo ladrillo en vivo, ni de la doble hilera de almenas de estilo árabe, ni de la portada original, ni de la espadaña añadida en el siglo XVIII. Tan negativamente cambiada se halla la fachada de la ermita que incluso su nuevo campanario no muestra cuál es la auténtica puerta principal, pues ésta no es sino la de la calle Real -antiguamente la única- y no la de la placita, donde había una pequeña casa con su patio y huerta.
En 1936 la barbarie de la guerra dejó sentir sus efectos sobre el edificio, especialmente en su interior. El fuego destruyó el antiguo retablo mayor de caoba y varias imágenes, de las que hablaremos más adelante.
La capilla lateral dedicada a Nuestro Padre Jesús es también reciente. El techo se cubre con cúpula de base ovalada con nervios sobre pechinas.
La iconografía de la ermita fue la que más padeció los efectos de los terribles y olvidables sucesos de 1936. La imagen de la titular del templo, Ntra. Sra. del Valle, obra anónima del siglo XIX, fue quemada y de ella sólo nos han llegado algunos elementos decorativos y la cabeza del niño, que hoy luce la actual imagen de Ntra. Sra. del Valle Coronada, realizada por Sebastián Santos en 1936. Anterior a la imagen del siglo pasado era otra de estilo gótico en alabastro, asimismo desaparecida.
La imagen más antigua es un Cristo Crucificado también de estilo gótico, que se encuentra situada a la derecha de la primitiva puerta. Es la escultura, en mi opinión, de mayor valor histórico que conserva el templo, aunque dista mucho de nuestros cánones de gusto y belleza.
Había, hasta hace poco también, una imagen de Jesús Cautivo que ha pasado - desde hace unos años - a recibir culto en un altar de nuestra Iglesia Parroquial, escultura en madera policromada, que mide 1,67 ms. de altura obra de Antonio Castillo Lastrucci del año 1946 que suele hacer su estación de Penitencia, en nuestra ciudad, el Martes Santo.
El icono de mayor valor artístico es, sin duda, el Jesús Nazareno, imagen del siglo XVII y perteneciente al barroco sevillano y de la que nadie sabe dar una autoría certera, a pesar de que la teoría mas difundida es que pertenece a la escuela de Martínez Montañés. Originariamente fue un Cristo atado a la columna, al que después de la guerra se le dio su actitud actual, porque el antiguo nazareno fue también quemado en esa triste fecha.
Las restantes imágenes y los retablos son obras recientes, aunque éstos últimos no demasiado acordes con el primitivo estilo mudéjar, ya que son de un barroquismo y riqueza que distan mucho de la pobreza del mudéjar. Hay que tener en cuenta que este estilo era el hermano pobre del gótico que se extendía por otros lugares de la Península Ibérica más ricos en cuanto a lujo y materiales de construcción.
1.-Cristo atado a la columna. Pintura mural al temple de 2,64 x 0,60 ms. de autor anónimo y de hacia el 1500. Se encuentra en el primer pilar de la nave lateral derecha.
Representa la flagelación de Cristo, cuya imagen -dentro del ideal estético del gótico tardío- refleja la unión de lo divino y lo humano por su simplificada belleza, acentuada mansedumbre y serena majestad.
El gran acierto del pintor fue aunar la estilización de las alargadas líneas con la ondulación de los perfiles del cuerpo. Consiguió, en definitiva, reunir lo natural y lo sobrenatural, lo cruento y lo glorioso del misterio pascual de Cristo.
Estilísticamente se observa un marcado predominio de la línea sobre el color, lo que lleva a pensar que su autor debió ser un artista popular, poco diestro en el oficio.
Técnica y estilísticamente esta pintura se puede relacionar con los murales del Monasterio de Santa Clara de Moguer, de la iglesia parroquial de Palos de la Frontera, del Monasterio de Santa María de la Rábida y de la iglesia de San Antón de Trigueros, pinturas catalogadas a finales del siglo XV
2.- Anunciación del ángel a San Joaquín. Pintura mural de técnica mixta (fresco-temple) de 1,51 x 1,40 ms. y de autor anónimo, perteneciente al último cuarto del siglo XVI.
Este mural comienza la narración plástica de la historia que intenta explicar la inmaculada concepción de María por medio de un milagro. La pintura capta el instante mismo en que el ángel anuncia a San Joaquín los designios divinos sobre su descendencia. Los elegantes poses, el parallelismus membrorum y la precisión de los gestos remarcan el sentido narra-tivo de la escena.
El artista ha sabido recoger en la composición, llena de cierto lirismo, el dibujo lineal y el criterio tonal en el estudio de los volúmenes. El total resultante, can¬doroso y sugestivo, cumple sobradamente una doble finalidad: catequética y decorativa
3.- Anuncio del ángel a Santa Ana. Pintura mural de técnica mixta (fresco-temple) de 1,51 x 1,40 ms. y de autor anónimo, perteneciente al último cuarto del siglo XVI.
Esta composición continúa la narración iniciada en el mural anterior. Ahora es Santa Ana quien es avisada por un ángel de que engendrará una niña y su descendencia será alabada por siempre. Efectivamente, María, la hija nacida de madre estéril, sería, con el paso del tiempo, la Madre de Dios.
La supuesta entrevista de los esposos estaría reflejada en el siguiente cuadro, en la actualidad desgraciadamente desaparecido: sin embargo hay ejemplos en la provincia de Huelva de su representación.
Esta representación iconográfica experimentó, junto a la devoción por Santa Ana, una gran importancia a lo largo de toda la Baja Edad Media, decayendo poco después en el arte cristiano.
Por el estilo se puede vislumbrar que es el mismo artista que el anterior. Las galas que lucen los personajes delatan el gusto reinante a fines del siglo XV en Italia y la arquitectura de fondo nos facilita una valiosa información para fechar la pintura en la segunda mitad del siglo XVI.
4.- Inscripciones. Estaban situadas bajo el encalado de los pilares en las arquerías divisorias de naves.
4.1.- Inscripción del primer pilar de la arquería lateral izquierda:
SYMILIS SYMILEN QUERIT
Se trata de un aforismo en escritura gótica. El latín usado es de época muy tardía, teniendo incorrecciones fonéticas y morfológicas en relación con el latín clásico. La traducción sería: "El semejante busca a su semejante". El aforismo se repite en el renglón siguiente.
4.2.- Inscripción del último pilar de la arquería lateral derecha. Es el único epigrama que tiene fecha, aunque incompleta, pues falta el número correspondiente a la unidad. Así pues, se data entre 1540 y 1549. Se encuentra frente al mural del Cristo atado a la columna. La inscripción, en castellano, dice:
FORMACION DE ADAM...
AÑOS 154(?).
4.3.- Inscripción del último pilar de la arquería lateral izquierda. La última inscripción recoge, en caracteres de escritura cortesana, una composición poética en honor de la Virgen María. El texto, aunque muy incompleto, es el siguiente.
(Vir)gen me deys (para) bienes muy
que desde que la amé
nunca tanto la quise
como (contigo)(...)
(...)soléis.
Esta es, resumidamente, la descripción aproximada del edificio más antiguo de La Palma, testigo de toda nuestra historia.
Ermita de Ntra. Sra. del Valle – La Palma del Condado (Huelva)
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