Situada en la Plaza del Cristo del Perdón, situada en la calle Real.
En las tierras onubenses es frecuente encontrar construcciones consagradas al patronazgo de San Sebastián y San Roque quienes gozaron de una piadosa veneración en la zona. Así, a principios del siglo XVI se edificarían en La Palma sendas ermitas encomendadas al culto de ambos santos, emplazándose respectivamente a la entrada y salida de la población para salvaguardar y cobijar a la población de nuevas oleadas epidémicas. Desaparecida ya la de San Roque, aún se mantiene la consagrada a San Sebastián, levantada en su origen a las fuerzas de la población aparece hoy plenamente integrada en el centro.
De estilo mudéjar es construida en ladrillo de gran simplicidad estructural y su exterior es igualmente de gran sobriedad decorativa.
A partir de 1840 comienzan a aplicarse en la provincia los sucesivos decretos de desamortización, así los diferentes edificios religiosos inician un paulatino proceso de abandono.
Tras varias décadas cerrada al culto, este edificio serviría de improvisado hospital en los momentos en los que arreciaba el cólera y de almacén donde albergar imágenes.
La guerra Civil vino a acentuar el deterioro del edificio y posteriormente se cerró al culto reemplazado por un taller mecánico.
La adquisición de la vieja Ermita del Santo por parte del Ayuntamiento permitió las necesarias obras para darle su fisonomía actual.
Aquí reciben culto:
María Santísima de la Soledad: situada en la Nave del Evangelio, esta escultura orante está realizada en madera policromada, mide 1,20 m. de alto y fue realizada a mediados del siglo XIX. Su autoría se ha atribuido tradicionalmente a Gabriel de Astorga, aunque no existen datos fiables que puedan confirmarlo.
Santísimo Cristo del Perdón: situado en la Nave del Evangelio, este crucificado realizado en madera policromada, mide 1,78 m. de alto y es obra de Luís Álvarez Duarte (1982).
Ntra. Sra. De la Amargura: situada en la Nave del Evangelio, esta imagen de candelero para vestir, obedece al modelo iconográfico de virgen dolorosa, mide 1,65 m. de alto y es obra de Luís Álvarez Duarte (1977).
En las tierras onubenses es frecuente encontrar construcciones consagradas al patronazgo de San Sebastián y San Roque quienes gozaron de una piadosa veneración en la zona. Así, a principios del siglo XVI se edificarían en La Palma sendas ermitas encomendadas al culto de ambos santos, emplazándose respectivamente a la entrada y salida de la población para salvaguardar y cobijar a la población de nuevas oleadas epidémicas. Desaparecida ya la de San Roque, aún se mantiene la consagrada a San Sebastián, levantada en su origen a las fuerzas de la población aparece hoy plenamente integrada en el centro.
De estilo mudéjar es construida en ladrillo de gran simplicidad estructural y su exterior es igualmente de gran sobriedad decorativa.
A partir de 1840 comienzan a aplicarse en la provincia los sucesivos decretos de desamortización, así los diferentes edificios religiosos inician un paulatino proceso de abandono.
Tras varias décadas cerrada al culto, este edificio serviría de improvisado hospital en los momentos en los que arreciaba el cólera y de almacén donde albergar imágenes.
La guerra Civil vino a acentuar el deterioro del edificio y posteriormente se cerró al culto reemplazado por un taller mecánico.
La adquisición de la vieja Ermita del Santo por parte del Ayuntamiento permitió las necesarias obras para darle su fisonomía actual.
Aquí reciben culto:
María Santísima de la Soledad: situada en la Nave del Evangelio, esta escultura orante está realizada en madera policromada, mide 1,20 m. de alto y fue realizada a mediados del siglo XIX. Su autoría se ha atribuido tradicionalmente a Gabriel de Astorga, aunque no existen datos fiables que puedan confirmarlo.
Santísimo Cristo del Perdón: situado en la Nave del Evangelio, este crucificado realizado en madera policromada, mide 1,78 m. de alto y es obra de Luís Álvarez Duarte (1982).
Ntra. Sra. De la Amargura: situada en la Nave del Evangelio, esta imagen de candelero para vestir, obedece al modelo iconográfico de virgen dolorosa, mide 1,65 m. de alto y es obra de Luís Álvarez Duarte (1977).
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