lunes, 3 de junio de 2013

MARIOLOGÍA VI

MATRIMONIO DE LA VIRGEN MARÍA CON SAN JOSÉ

Sagrada Familia de Nazaret
La perpétua virginidad de María no es obstáculo para que entre ella y San José hubiera un verdadero matrimonio. Además del testimonio evangélico de que "...estaba desposada con José..."(Mt. 1, 18) y de que después ..."la recibió como esposa...", tenemos la clara explicación de que, si bien el consentimiento matrimonial tiene que tener, para su validez, como objeto el derecho mutuo al uso del cuerpo del otro cónyuge,  ese derecho muy bien podía estar condicionado a un propósito, también mutuo, de no usarlo, propósito que, después del matrimonio ratificado, podía muy bien convertirse en un mutuo voto sin invalidar el mismo matrimonio.

Santo Tomás de Aquino
En este caso se junta un verdadero matrimonio con una verdadera virginidad, y no hay lesión alguna de la virtud de la justicia que regula los derechos matrimoniales.

Santo Tomás de Aquino presenta como razones que pueden demostrar la conveniencia de que Cristo fuera concebido y naciera de Madre Virgen:
(a).- La dignidad del Padre, ya que, siendo Cristo verdadero y natural hijo de Dios, no convenía que tuviese otro Padre que compitiese con Dios tal dignidad.
(b).- Su mismo nombre y calidad de Hijo o Verbo de Dios que excluye toda corrupción del espíritu.
(c).- La dignidad del Hombre-Jesús, que no debía tener en su origen nada que fuera pecado, puesto que había venido precisamente a borrar el pecado del mundo.
(d).- Por el fin de la encarnación del Verbo, que era para que los hombres renacieran hijos de Dios.  Sin embargo, esa misteriosa conjunción de maternidad y virginidad es siempre un misterio impenetrable, objeto exclusivo de la fe, la cual simplemente se apoya en la autoridad de Dios y en su poder infinito, que, como el ángel Gabriel explicara a la Virgen, ..."porque nada hay imposible para Dios..." (Lc. 1, 37).

PERFECCIÓN DEL CUERPO DE MARÍA

Sagrado Corazón de María
Recordemos que, siendo María inmune del pecado original y, por consiguiente, de todas las taras que trajo éste consigo, también tenía que quedar inmune de las imperfecciones de cuerpo y espíritu que son efecto de ese pecado, y libre asimismo de los desórdenes consiguientes.

De ahí que debamos suponer una hermosura corporal sin igual, una proporción de todas sus partes cual describe Salomón en su esposa (Cantar de los Cantares, c.4), y más todavía, una nobleza de cualidades sensibles y espirituales cual se debía a quien había de ser la Madre de Cristo, pedagoga y reina del mejor hogar que han conocido los siglos, el de Nazaret.

María Virgen y Madre
Cuando me refiero a la belleza corporal de Nuestra Señora, debemos tener presente que no hay una belleza ideal para aplicar a Nuestra Señora; la iconografía universal se ha encargado de demostrarlo. Así es como, por ejemplo, la belleza ideal que en España o en Italia se atribuye al cuerpo de Nuestra Señora, es muy distinta de la que se tiene en Japón o en África Central o en Iberoamérica. El tiempo también ha contribuído a fomentar este concepto, de manera que hoy a muchos dice mucho más una imagen estilizada y deshumanizada de la actualidad, que un cuadro del Renacimiento o una talla antigua.

(Fuente consultada: Clerus.org)
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JOLABE